Feng Shui y volver a sentirte como en casa
Hablemos de fundas de almohada y de feng shui.
¿Qué sensación hace falta para volver a sentirte como en casa?
Mira.
Tengo una funda de tela blanca de mi primera almohada de cuando pasé de la cuna a la cama. Me calma tanto tenerla en la mano que mis padres esperaban que me fuera de casa para que la tirase.
Me sabe mal por ellos.
Si ellos supieran que me da tanta paz, que el día que mi perro London se comió los jirones que quedaban de ella, casi me pongo a llorar.
Fui de hotel en hotel y de almohada en almohada durante años buscando una funda de tela similar, pero ya NO las fabrican.
Si contara las horas que he pasado con la funda en mis manos estudiando, trabajando, viajando, durmiendo, e incluso conduciendo… desde que tengo uso de razón, sería más de media vida trasladándome a mi infancia en casa de mis padres.
Pero un día, hace uno años, conocí a mi pareja actual.
Resulta, que tenía una almohada de cuando era peque con la misma funda de tela.
Me la regaló.
Esa misma funda, la cortó en dos trozos; uno para tenerlo en casa y el otro para llevarlo en el coche conmigo vaya donde vaya.
El caso es que tengo más de cuarenta y sigo llevándola conmigo.
Acariciándola.
Es lo único que me hace sentir como en casa cuando era pequeña, esté donde esté. Me traslada a mi hogar.
¿Loco?
Para mis padres de terapia.
Te juro que todos buscamos recuperar esa sensación de ternura y de protección de cuando éramos niños y vivíamos en casa cuidados por nuestros padres.
Conclusión. Ese es el cariño necesario para el feng hui.
Ni más ni menos.
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