Dime dónde vives y te diré qué sufres

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Vivir o trabajar en un lugar nocivo puede tener graves consecuencias para la salud humana.

Una “casa enferma” puede verse afectada por las radiaciones de las zonas dañinas para nuestra salud, energías invisibles que escapan a nuestra percepción y que se conocen como geopatías.

Estas radiaciones nocivas pueden provenir de corrientes de agua subterráneas, fallas geológicas, sótanos, entre otros.

Muchas veces pensamos en nuestra casa como un refugio seguro, por lo que la idea de que pueda ser la causa de diversas enfermedades, desde insomnio y migrañas hasta enfermedades graves, puede parecer inaceptable a ojos de la ciencia.

Sin embargo, la observación cotidiana de los geobiólogos demuestra que el enemigo muchas veces puede estar dentro de nuestra propia casa.

Según un experto en geobiología, “la geobiología se centra en estudiar las relaciones entre la salud y el entorno donde vivimos o trabajamos, especialmente en el lugar donde dormimos cada noche”.

Puede parecer una especie de arte adivinatorio cuando un geobiólogo, durante una investigación geofísica en la casa de un enfermo, identifica un punto concreto en un dormitorio que coincide con la altura del pecho del durmiente y pregunta si la persona sufre bronquitis u otra enfermedad respiratoria.

La respuesta sorprendente suele ser:

«¿Cómo lo sabes? Mi padre siempre ha tenido problemas pulmonares».

Estas radiaciones de la Tierra penetran verticalmente, de suelo a techo, afectando a la salud y perturbando el sueño profundo y reparador.

Hoy en día, sabemos que dormir en el lugar equivocado puede ser la principal causa de trastornos del sueño.

A corto, medio y largo plazo, estas radiaciones nocivas pueden desencadenar graves enfermedades psicofísicas, estrés, migrañas e incluso enfermedades como esclerosis, leucemia o cáncer en un periodo de tiempo relativamente corto.

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ESTUDIOS

Una investigación realizada por una profesora austriaca en Alemania describe la sensibilidad de los niños a este tipo de energía negativa.

Muchos de ellos suelen acurrucarse en un extremo de la cama o en las barandillas de la cuna para evitar el efecto negativo de estas radiaciones, aunque los padres suelen volver a colocarlos en el centro de la cuna sin saber que el bebé está intentando protegerse.

Llamar a una casa “enferma” puede parecer carente de base científica, pero desde hace más de 60 años, hay suficientes investigaciones para demostrarlo sin lugar a dudas.

Las geopatías pueden ser aún más graves si vivimos encima de una falla geológica, independientemente del número de plantas que tenga por encima.

En estos casos, la emisión de radiación puede ser lo suficientemente grave como para provocar enfermedades o anomalías genéticas en apenas dos o tres años.

Pero no sólo el exterior de la casa puede verse afectado por la contaminación electromagnética provocada por transformadores eléctricos o líneas eléctricas de baja, media o alta tensión; también, y lo que es más preocupante, pueden producirse averías en el interior de la casa debido a malas instalaciones eléctricas o electrodomésticos defectuosos”.

En la actualidad, los científicos han desarrollado una serie de dispositivos de medición que permiten a los geobiólogos detectar e identificar estas fuerzas invisibles.

Estrés, insomnio y trastornos del sueño, desequilibrio nervioso, pérdida de memoria, agotamiento psicofísico (astenia), falta de apetito, alteraciones de la temperatura cutánea y/o corporal, alteraciones de la visión de los colores, alteraciones de las constantes sanguíneas con los cambios de presión, variaciones en la cantidad de grasa (colesterol), aparición de trastornos cardíacos, renales y gastrointestinales, dolores musculares y articulares, artrosis y alergias, enfermedades autoinmunes y un largo etc. son algunos de los trastornos que pueden afectar a las personas expuestas a este tipo de contaminación invisible.

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CASAS ENFERMAS:

UNA INVESTIGACIÓN QUE REVELA UN INESPERADO VÍNCULO ENTRE SALUD Y MEDIO AMBIENTE

En 1903, el distinguido Premio Nobel de Física, Sir Henry Rutherford, junto al astrofísico Mc Lennan, hicieron un descubrimiento crucial. Identificaron la existencia de radiaciones naturales de gran penetración, energías de origen cósmico y telúrico que, hasta ese momento, habían pasado desapercibidas.

Sin embargo, fue en la década de 1920 cuando los científicos Winzer y Melzer realizaron una investigación en Stuttgart que sacó a la luz una sorprendente relación entre la radiación del subsuelo y enfermedades en las personas.

A pesar de lo que podría esperarse, al analizar los diferentes distritos de la ciudad en función de la incidencia de estas enfermedades, no encontraron una correlación con la composición geológica del subsuelo.

En cambio, observaron un marcado aumento de la tasa de enfermedades graves en los distritos situados sobre grandes fallas geológicas.

Este descubrimiento dio origen al concepto de “Casas enfermas”, una noción que tomó forma gracias a las investigaciones del barón Von Pohl, un aristócrata alemán que se dedicó a un estudio científico de la radiación proveniente del subsuelo y su relación con el riesgo de contraer enfermedades graves.

En 1929, Von Pohl llevó a cabo su investigación en la pequeña ciudad bávara de Vilsbiburg, que en ese momento contaba con apenas 3.300 habitantes.

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Como experto zahorí, Von Pohl realizó un minucioso estudio del subsuelo y captó en un plano a escala 1:1000 las corrientes de agua subterránea que discurrían por debajo de la superficie.

Este trabajo fue supervisado por otros científicos y, de forma independiente, el Dr. Bernhuber, médico municipal, elaboró ​​otro mapa en el que señalaba las casas en las que se habían registrado casos de enfermedades como cáncer en los últimos años, según los certificados de defunción.

El resultado fue asombroso: prácticamente todos los casos de estas enfermdades que se dieron en Vilsbiburg se encontraron por encima de la vertical de las corrientes de agua subterránea.

Este hallazgo fue tan significativo que se redactó un acta notarial y la tesis de Von Pohl fue publicada por el «Comité Central para la Investigación del Cáncer en Berlín».

Posteriormente se realizó otra investigación con la colaboración del Dr. Hager, presidente de la Asociación Científica de Médicos de Sttetim, quien estudió más de cinco mil casos de cáncer entre 1910 y 1931.

En este estudio, se observó que en tan sólo cinco casas se habían registrado 190 casos de cáncer en un periodo de 21 años.

Estas viviendas se convirtieron en ejemplos paradigmáticos de las “casas del cáncer”, todas ellas situadas sobre la vertical de una veta de agua subterránea.

Los resultados de estas investigaciones fueron confirmados por Von Pohl en sus estudios posteriores realizados en Sttetim, Grafenau y Dachau, que apoyaron su hipótesis inicial con evidencias irrefutables sobre la existencia de las “casas del cáncer”.

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Por todo ello, y porque nunca está de más, realizar una prospección adecuada en el lugar donde vivimos, para detectar e identificar la radiación geopática y la contaminación electromagnética, se revela como una medida imprescindible para prevenir enfermedades que, por desgracia, pueden llegar a ser graves

 

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Maddie B: Consultora de FENG SHUI CLÁSICO ▷ Estudios en BARCELONA, MADRID, ESPAÑA
En Naturashui, practico la escuela de las Estrellas Voladoras, de la Brújula y de la Forma. Esto utiliza información y cálculos exclusivos de tu espacio de trabajo y/o de vida, así como otros factores como la dirección de la brújula y la fecha de construcción de tu edificio o casa.